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Foto del escritorJulian Garces Ocoro

Huellas y Efigies o sobre la Tonada barcelonesa en el IV Festival BOGOTAP 2022

Actualizado: 26 oct 2022


Seguramente, tanto la escena/canción como la obra/manifiesto en la que fue expuesta y hasta el festival mismo, además de las razones de la materialización de toda esta poiesis, se trate de la certeza de una intuición y la convicción de una esperanza. No es posible saberlo, no es necesario por el momento. (Trabajamos en ello). No son cuantificables dichas razones. Esa no fue su esencia ni materialidad, recuerdo. Fue algo más parecido al motivo por el cual nos damos a la danza, echamos a andar, a asendear, a escribir, a hablar, a componer en la vida. A lo mejor, los hechos de este periplo hacen referencia al recuerdo y a las evidencias, las huellas de nuestro trasegar. A las efigies, imágenes o imaginarios y demás deseos que avistamos en nuestro horizonte, en búsqueda de su conquista.


Tal vez, como declaramos en nuestra querida Tonada barcelonesa, (escuchar aquí) que ahora esperamos sea de muchos y de muchas, de muches; se trate de irse, sin más. De dromedar –enfermizo– musicando mientras se funde, se toma forma y textura, se cuece, se florece, se madura, se es. Se ama.


De su concepción a su llegada a la realidad, la Tonada lleva en su interior una infinidad de vivencias y experimentaciones propias, otras compartidas, por más de dos lustros; y luego, una cosa llevó a la otra. Y entonces, hénos aquí asendenando al conocer, escribiendo con la punta de los pies, o como casualmente se ve en la declaración de Nureyev estampada a la entrada de una de las salas de La Coartada, uno de los espacios que con gran cariño nos acogió en esta versión, se trate de asir su consejo: “vive mientras bailas”. En esa línea, Guillem, director de la escuela Luthier, lo reafirma cuando nos cuenta en la entrevista acerca de su formación: “Me he dedicado toda la vida a bailar tap, también baile de arena o sand dance”. Inequívocamente, ello no está lejos de lo que, al respecto, pudiera compartirnos Noelia desde su Casa de Pájaros. Fueron muchas cavilantes horas charlando y creando. Tampoco es ajeno a nuestras cotidianas (a)puestas escénicas. Lo sabemos y disfrutamos.


La cuestión es simple: encaminarse. A por otros dominios, territorios lejanos. Tierra extranha, en vez de ajena, como difícilmente lo pronuncia Leo Dias, a pesar de su excelente español, al cantarla en su cadencioso acento brasilero ante la posibilidad de coincidir en tiempo y espacio, en la parcería con el SampaTapz de Dudu. O como de manera poética, resulta para mí el matiz stupefacente que le otorga Rosa…


Es celeste, cálido y generosa la textura en voz de Noe. Sureña, charrúa, amarilla. Muy especial y significativo para mis oídos y para mi sentir, pues además de la diversidad que le da su timbre y tono, a propósito de la complicidad artística de estos últimos años con ella, en el público estaba Victoria Laverde, quien trajo al mundo de las palabras, acompañadas estas por el mundo de los sonidos que dispuso para su soporte Edwin Ospina en 2013, para poder nombrar aquel dromedar desprevenido personal de 2009 por la Ciudad Vieja y sus alrededores. También estaban en la escena muchos amigos y amigas, nuevas y viejas colegas artistas y gestoras de mi admiración. Otros de mi más profundo afecto no estuvieron esa noche. No de manera tangible, pero sin lugar a dudas, lo estuvieron en otro estado. Uno más íntimo y etéreo.



LES INVITAMOS a conocer las MEMORIAS del IV FEstival BOGOTAP 2022.



Viernes 16 de septiembre

1 p.m.Bogotá, Colombia / 3 p.m.Montevideo, Uruguay / 8 p.m.Barcelona, España


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1 comentário


Que texto Hermano, que texto!!! Gracias!

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