Hace unos días atrás, tal vez, semanas, tenía pensado hacer una publicación para compartir ajustes –a propósito de algunos inconvenientes al respecto– sobre la website de DROMOSproject-Danza, en tanto plataforma de gestión de los proyectos creativos, pedagógicos, investigativos y de gestión, propios. Tenía planteado volver a subir las publicaciones de mi blog realizadas en los últimos años para circular reflexividades de mi dromedar artístico y personal, de este constante cavilar cinético y su espacio de confluencia.
En 2021 tuve una epifanía a raíz, o más bien, en medio, de nuestra participación con HYBRIS de pulsosvitales-DANZA en el XIV Festival Danza en la Ciudad de IDARTES, fue muy significativo poner de nuevo en escena dicha pieza. Al ver la foto que nos tomó Andrea Mejía (@photovecina) sin ninguna indicación previa de mi parte como director, en contraste con la que nos había tomado Carlos Lema hace poco más de un lustro, vi en frente de mí la revelación. Eso –y el contexto mismo de la función– me llevó a escribir Proyecciones en retrospectiva: misma escena, ocho años después, –que publicaré de nuevo próximamente–. A propósito de la escena que describe la foto, gracias a las y los intérpretes de cada momento.
Decía al inicio que quería hacer una publicación asociada a una reflexividad un tanto personal que hace unas 24 o 72 horas se tornó algo colectiva, pero en definitiva muy significativa, por una serie de inesperadas casualidades. –Marsalis parece tener razón sobre eso de la picardía, del entusiasmo por el cambio y del apetito insaciable por lo impredecible que tiene la música jazz. La foto en el caso de hoy tiene, al menos, unos 10 años. Fue tomada en el teatro R101 en Bogotá, por el querido y admirado colega José Artistizabal, artista plástico, músico y doctor en Historia del Arte, con quien actualmente co-dirijo Cuerpo Materia, un semillero de investigación en la Universidad Distrital. Con alivetap, en aquel entonces, nos disponíamos a grabar nuestro primer reel para promocionar nuestro trabajo y servicios. Entrar en esto de la (auto)gestión de las artes, de los productos de nuestras prácticas –es claro que el talento puro y duro no nos empujaría mucho más allá–. El Festival BOGOTAP no estaba en el horizonte, en lo más mínimo. Ese grato dolor de cabeza que potenció el dromedado zapatear de nuestros pies, no estaba en los planes. La obra en cuestión era Something about tap, una pieza en la que decidimos reunir algunas relevantes escenas y canciones de obras y películas emblemáticas sobre el tap –estadounidense, principalmente–. Recuerdo que la razón de esa creación no era del todo, el hecho de crear en sí mismo, sino una estrategia para seguir cualificándonos en ´terminos técnico –algo similar a como hace muchas décadas aprendimos de danza urbana, entre muchas otras danza, e incluso, de las inspiradoras coreografías del Rey del pop–. Era algo más cercano a lo que escuchaba enunciar a @cortocinensis; al como: crear es más una excusa para atender inquietudes, dudas, probar ideas,... y diría yo, hasta tratar inconformidades.
¡En el compartir, reafirmamos! Como declaré en mi vídeo-publicación de ayer, aquí vamos tras las HUELLAS que nos antecedieron, las influencias que nos acompañan e inspiran, las marcas en la triada que principia el cuerpo, que ha forjado nuestro particular caráter –las cumbres alcanzadas, las batallas perdidas–, reflejo, reflexividad o retrospectiva sobre la imprenta de nuestros pasos al dromedar. Aquí seguimos asendenando al conocer, alivetap en un NUEVO PROCESO CREATIVO en la CASONA DE LA DANZA circundando en el ecosistema dancístico de la plataforma ORBITANTE 2022…
Nos vemos en la próxima parada.
Julián Garcés Ocoró
Abril 9, 202. Bogotá, Colombia.
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